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El Apartheid y la opresión racial en Sudáfrica; aún no se ha pasado la página


Jesús Karabalí 


“El racismo y el capitalismo son dos caras de la misma moneda.”
Steve Biko (1946-1977)

Introducción
     Al revisar la historia del colonialismo en algunos lugares del planeta, encontramos algunas etapas que han sido dramáticamente sangrientas, entre ellas, la que se llevó a cabo en Sudáfrica. La cual cobró miles de vidas y aún sigue cobrando, en tanto el modelo racista y capitalista que se impuso en ese país aún sigue en marcha, aunque hoy se hable de una era postapartheid. En este ensayo pretendo hacer un análisis crítico sobre lo que es el apartheid y cómo ha afectado a un número significativo de sudafricanos. Por otra parte, deseo destacar el papel que tuvo la resistencia civil para contrarrestar dicho modelo haciendo, además aportaré un repaso conciso del papel de Sudáfrica en el sistema internacional.     


Origen del apartheid
     Primero que todo debo dejar claro que el apartheid hace parte del sistema capitalista global, en tanto debe ser entendido como un modelo que ha servido para la explotación de seres humanos y se ha valido de prácticas racistas, que en ocasiones impulsaron el exterminio de un número significativo de nativos del sur de África. En palabras de Hinds (1985) se destaca que: 
     En 1806, los británicos tomaron el control de la Península del Cabo, aboliendo la esclavitud en 1834 pero mantuvieron la fuerza y el control económico para mantener a los asiáticos y africanos sometidos. Después de la Guerra Anglo-Bóer de 1899-1902, los británicos gobernaron la región como “la Unión de Sudáfrica” y la administración de ese país fue entregada a la población blanca local. La Constitución de la Unión preservó las restricciones coloniales de larga data sobre los derechos políticos y económicos de los negros. (p.43).
     Podemos evidenciar claramente que el apartheid se conecta con el modelo económico europeo que estaba vigente en África desde el siglo XVI, el capitalismo, y lo que se ha venido haciendo son ajustes a ese modelo y como consecuencia ha ido cambiando de nombre.
     De acuerdo con Clark y Worger (2016) la doctrina del apartheid (“separación” en afrikáans) se convirtió en ley en Sudáfrica en 1948, pero la subordinación de la población negra en la región se estableció durante la colonización europea. A mediados del siglo XVII, los colonos blancos de Holanda expulsaron a los Khoi[1] y San[2] de sus tierras y robaron su ganado, utilizando su poderío militar para aplastar la resistencia de los africanos.
     Cooper (2002) ofrece un análisis concluyente para describir el apartheid y señala que: 
     El régimen del apartheid era pragmático y sofisticado, y en la época en que los últimos gobiernos coloniales e independientes en otras partes de África se esforzaban con resultados mixtos, para lograr el “desarrollo”, presidía la industrialización más completa de cualquier economía africana, produciendo gran riqueza y un estándar europeo de la vida para su población blanca. (p.10). 
     Es claro que el apartheid, como ya lo he reiterado es un modelo que sirve a los intereses del capitalismo global, hoy se conecta con el neoliberalismo. Una elite europea se valió de una estructura armamentística potente, para someter a los africanos y así obligarlos a trabajar como esclavizados, fue de esa forma que dicha elite pudo robar los recursos naturales de esa parte del mundo.  De otra hubiese sido imposible.

Algunas consecuencias que ha dejado apartheid
     El apartheid como he demarcado en los párrafos anteriores tiene sus fundamentos en la supremacía racial blanca y los sudafricanos negros han tenido que padecer un sinnúmero de barreras, las cuales les han quitado movilidad social en sus propios territorios. Al respecto Hinds (1985b) señala que a los africanos se les prohibió legalmente ingresar a las ciudades sin la documentación adecuada, el sistema incluía la separación completa de razas, prohibiendo todo matrimonio mixto entre africanos, gente de color y asiáticos. Los indios debían ser repatriados de regreso a la India, y el hogar nacional de los africanos estaría en las tierras de reserva. Los africanos en las zonas urbanas debían ser ciudadanos migratorios, y los sindicatos negros serían prohibidos.
      La mayoría de sudafricanos y sudafricanas padecían de un modelo racista que los obligaba acceder a los empleos más precarios, con muy baja remuneración. La mayoría de la población negra no tenía acceso tampoco a la educación, sus barrios carecían de servicios básicos como agua, electricidad y centros de salud. Aunque esto no es diferente al presente de Sudáfrica[3]. Vale la pena mencionar que en el 2018 ciudad del Cabo, la capital legislativa de Sudáfrica, la cual cuenta con unos 4 millones de habitantes,  fue declarada como una de las primeras urbes en el planeta que se quedaría sin agua potable[4], pero las familias blancas si tenían agua, los grandes hoteles también. 
     Entre tanto Skinner (2017) asevera que la fuerza laboral de la fábrica creció en un 50 por ciento en las ciudades durante la Segunda Guerra Mundial, en gran parte debido a la mayor contratación. Antes de la guerra, a los africanos se les había prohibido realizar trabajos calificados o incluso semicualificados, legalmente clasificados como trabajadores temporales solamente. Pero las líneas de producción de las fábricas requerían mano de obra calificada, y las fábricas se entrenaban y dependían cada vez más de los africanos para esos trabajos sin pagarles a los más altos calificados.

El supuesto fin del apartheid
     Cuando Sudáfrica enterró el apartheid con su primera elección para todas las razas en 1994, el Reverendo Desmond Tutu bailó de alegría mientras emitía su voto. Él lo llamó “una experiencia religiosa, una experiencia de transfiguración, una experiencia en la cima de una montaña”[5]. Lamentablemente la alegría de este emblemático personaje no se puede traducir en una realidad completa.
    El 27 de abril de 1994 es uno de los días más memorables en la historia del Sudáfrica, debido a que por primera vez en sus vidas los sudafricanos negros, votaron en una elección para decidir quién gobernaría su país. Estas elecciones fueron estratégicamente organizadas por las élites imperiales que dominaban Sudáfrica en esa época, debido a que había un grupo significativo de lideresas y líderes negros que estaban dispuestos a recuperar el poder por la fuerza, es decir por la vía armada, tal como se hizo en Burkina Faso, bajo el liderazgo de Sankara y tal como se hizo en Cabo Verde con el liderazgo de Amílcar Cabral.
     En últimas las elecciones sirvieron para canalizar la revolución que ya se veía imparable. En ese orden de ideas Cooper (2002) señala que la mayoría de los activistas y observadores dentro y fuera de Sudáfrica habían pensado que el régimen del “apartheid”, con su política explícita de promoción de la supremacía blanca, se había afianzado tanto y sus partidarios estaban tan unidos a sus privilegios que solo una revolución la desalojaría y el autor adiciona que
   Mirando hacia atrás desde 1994, la elección pacífica parece aún más notable que a primera vista. Las elecciones sí importan: canalizan la acción política de ciertas maneras, y si eso en cierto sentido reduce las posibilidades de cómo las personas actúan juntas, también puede desalentar algunas de las formas más letales de rivalidad. (p.11).

El papel de los movimientos civiles durante el apartheid
     Contrario a lo que muchos creen los movimientos civiles en África han jugado un papel preponderante para restablecer el orden en todo el continente africano. Académicos africanos y afro pesimistas de mentalidad colonizada como Fadakinte (2015) señalan que en África no hay sociedad civil, debido a que la mayoría de la gente vive en aldeas tribales, por ende, no existe la capacidad organizarse y así contrarrestar a los gobiernos tiranos. Encuentro un sesgo abrumador en el postulado de Fadakinte a la hora de definir qué es una sociedad y además se queda corto, debido a que no ha profundizado sobre los múltiples movimientos que han existido en toda África para condenar la colonización y las diversas formas de corrupción. Es fundamental recordar que en la lucha contra el apartheid Mandela no ha sido el único, a su lado estuvo quien fuera su esposa Winnie Madikizela. Al respecto Skinner (2017b) sostiene que:
     Durante la Segunda Guerra Mundial, el Congreso Nacional Africano (CNA) fue dirigido por Alfred Xuma (1893-1962), un médico con títulos de los Estados Unidos, Escocia e Inglaterra. Xuma y el CNA pidieron derechos políticos universales. En 1943, Xuma presentó al Primer Ministro, Jan Smuts, las “Reclamaciones de los africanos en Sudáfrica”, un documento que exigía la plena ciudadanía, la distribución justa de la tierra, la igualdad de remuneración por igual trabajo y la abolición de la segregación. (p.2).
     De igual forma, los jóvenes también han tenido una participación activa y decisiva como lo señala Hinds (1985b), quien destaca que, en 1944, una joven facción del CNA liderada por Anton Lembede e incluyendo a Nelson Mandela formó la Liga Juvenil del CNA, con propósitos declarados para el fortalecimiento de una organización nacional africana y el desarrollo de protestas populares enérgicas contra la segregación y la discriminación.
     Thörn (2004) señala otras organizaciones antiapartheid en las universidades, como la organización BCM el Movimiento de la Conciencia Negra cuyo líder fue SASO, conocida también como la Organización de Estudiantes Sudafricanos, fundada por estudiantes negros que, en 1968, los cuales se separaron de NUSAS (la Unión Nacional de Estudiantes Sudafricanos). Muchas de estas organizaciones e incluso el mismo Biko, uno de los grandes líderes que ha tenido África, tendrían de inspiración a Frantz Fanon y al Movimiento de las Panteras Negras que luchaba contra la opresión en Estados Unidos.     
    Hinds (1985c) resalta que muchas comunidades de gente negra establecieron su propio sistema de gobierno local e impuestos, y el Consejo de Sindicatos no europeos tenía 158.000 miembros organizados en 119 sindicatos, incluido el Sindicato de Trabajadores de Minas de África. Además, exigían salarios más altos en las minas de oro y 100,000 hombres dejaron de trabajar. Hubo más de 300 huelgas de africanos entre 1939 y 1945, a pesar de que las huelgas fueron ilegales durante la guerra.
     Contrario también a lo que muchos creen también, muchos cristianos se sumaron a la revolución y fundaron una organización denominada El Movimiento Cristiano. Quien de acuerdo con Anderson (2000) fue fundado en 1948 y hacían parte de él Metodistas, Anglicanos, Católicos Romanos y Pentecostal, que además desde el siglo XIX venían haciendo resistencia en contra de la segregación racial.  Es clave destacar también el papel de la teología negra y la liberación del oprimido, uno de sus líderes fue Trevor Huddleston.
     Pero las protestas contra el apartheid no solo fueron locales, éstas cruzaron las fronteras. De acuerdo con Thörn (2004b) “se creó una organización global denominada el IDAF, (Fondo Internacional de Defensa y Ayuda), fundado en 1965. Más que ninguna otra organización, desarrolló una base internacional”. Además, muchos cantantes se sumaron a las protestas entre ellas, la legendaria Miriam Makeba.
     Hall, el intelectual jamaiquino y uno de los fundadores de los estudios culturales argumenta que el movimiento que nació en Sudáfrica contra el régimen del apartheid “podría ser visto como uno de los nuevos movimientos sociales, ya que abarca temas de clase y partido y la lealtad organizativa”. (p. 8).

Situación actual de Sudáfrica
Sudáfrica en el sistema internacional: los BRICS.
     El bloque que se fundó en 2009 como BRIC con cuatro miembros iniciales (Brasil, Rusia, India y China) amplió ese acrónimo a BRICS tras la inclusión de Sudáfrica, nación que es vista junto a Nigeria como las potencias del continente africano. La entrada de Sudáfrica en los BRICS puede catalogarse como estratégica, con el propósito de hacerse sentir en el sistema internacional y dejar la imagen de que el apartheid es parte del pasado. Veamos cual ha sido el papel de Sudáfrica en esta coalición de naciones que se catalogan como potencias emergentes, guardando distancia de China que es una potencia real, seguida de Rusia e India. 
     La economía y la población de Sudáfrica son, sin duda, de menor escala en comparación con los otros miembros de los BRICS. Incluso hoy, según las cifras de 2018 del Banco Mundial, Sudáfrica ocupa el puesto 31 en la lista de economías mundiales, mientras que China es la segunda economía más grande del mundo, India es la séptima, Brasil novena y Rusia sorprendentemente está detrás de Brasil en el puesto 12.[6] Sin embargo, Sudáfrica y otros miembros del BRICS han sostenido que es la importancia estratégica del país lo que importa y no simplemente su tamaño. Como el único país africano en el bloque, se considera que Sudáfrica representa la voz del continente.
     Un informe de la revista News.cgtn[7] destaca que cuando Sudáfrica solicitó entrar a los BRICS, el déficit comercial general entre este Estado y los otros miembros fue de unos 57 mil millones de dólares estadounidenses y en el corto tiempo ha bajado de 57 mil millones a 24 mil millones de dólares estadounidenses.
     Ese mismo informe revela que el comercio de Sudáfrica con otras naciones del BRICS se ha duplicado, desde los 15 mil millones de dólares estadounidenses en 2010 hasta los 31.200 millones de dólares estadounidenses en 2016. China ha sido el principal destino de exportación de Sudáfrica, así como el proveedor de importaciones desde 2009.
          Por otra parte, encontramos que China ha sido la gran beneficiada de este bloque comercial, pues está a la cabeza de las exportaciones que se llevan a cabo dentro del mismo. Encontramos que en total las exportaciones ascendieron a 4 billones de rand (301 mil millones de dólares USA) en 2016, de los cuales China representó el 40 por ciento, India el 27 por ciento, Rusia el 16 por ciento, Brasil el 10 por ciento y en el último lugar Sudáfrica con el 7 por ciento[8].
     Podríamos decir que el puesto 31 que ocupa Sudáfrica en la economía mundial es aceptable, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente espera que por ser un país africano debería estar en los últimos lugares. En ese orden de ideas es clave determinar otros factores que podrían indicar también si el supuesto fin del apartheid ha traído prosperidad a la población. Es fundamental remarcar que Sudáfrica tiene una superficie de “1.221.038 Km² y cuenta con una y población que se calcula en 55.9 millones de habitantes”.[9]
     Sudáfrica se constituyó en un Estado República, definido en el Artículo 1 de la Constitución de 1996 y su división administrativa está determinada como Estado descentralizado, formado por un Gobierno central y nueve Provincias, cada una con su propia cámara legislativa, gobernador y consejo ejecutivo: Eastern Cape, Free State, Gauteng; KwaZulu-Natal, Limpopo, Mpumalanga, Northern Cape, North West y Western Cape. El Gobierno central está encabezado por el Presidente de la República que es a la vez Jefe del Gobierno.[10]
     El gabinete administrativo es dirigido por el presidente de la República Matemela Cyril Ramaphosa. Recordemos que Ramaphosa se convirtió en presidente tras la renuncia de Jacob Zuma, en la Conferencia Nacional de ANC en diciembre de 2017. Zuma fue obligado a renunciar, en parte por que apoyaba la devolución de las tierras que los colonizadores le habían robado a los nativos de Sudáfrica. “Ramaphosa fue activista en contra del apartheid, además fue líder sindical y empresario, también hizo parte del partido comunista”. (Butler, 2013).
     En temas económicos observamos que Sudáfrica ha ido decreciendo paulatinamente “con un débil crecimiento del 1,9% y 1,5% en 2013 y 2014 respectivamente. En 2015 esta tendencia negativa se agravó, con un crecimiento de apenas el 1,3%. Las subidas de tipos de interés, la desaceleración económica mundial, junto con la caída de los precios de las materias primas explican la brusca caída en la tasa de crecimiento en la segunda mitad del año. Los datos relativos al tercer trimestre de 2016 muestran un ulterior deterioro de la situación económica al caer la tasa de crecimiento hasta el 0,7%”.[11]

Violencia en Sudáfrica; un mal de nunca acabar
     Sudáfrica es considerado uno de los países más inseguros del mundo, en donde hemos evidenciado todo tipo de violencia, entre ellas, la llamada violencia xenófoba. Múltiples activistas y defensores de los derechos humanos y algunos medios de comunicación han puesto en evidencia los ataques con machete y armas de fuego de “sudafricanos negros contra africanos de República del Congo, Somalia o Malawi entre otros países del continente”.[12]
    Por otra parte, encontramos que “a nivel nacional en Sudáfrica, los homicidios siguen siendo altos y están en aumento desde 2012. Después de mostrar importantes descensos desde el final del Apartheid, las tasas de homicidios han aumentado cada año desde 2012.  Entre el 2015/16 y el 2016/17, la tasa de homicidios aumentó ligeramente de 34 a 34.1 por cada 100,000 personas, con un promedio de 52.1 personas asesinadas por día”. (Willman, Gould, Newham y Puerto.p.6).
     Según el índice de delincuencia denominado Numbeo[13], Sudáfrica se ha clasificado como el cuarto país más peligroso del mundo, con cuatro ciudades locales entre las 10 más peligrosas. Este índice se basa en las respuestas de una encuesta, donde se pidió a los usuarios que calificaran el nivel de delincuencia en su país y ciudad, La encuesta aborda los niveles de temor de los ciudadanos en torno a los delitos violentos, el robo de propiedades, los delitos de odio por motivos étnicos o religiosos, e incluso la corrupción y el soborno.
     Ese mismo estudio revela que a nivel mundial, Sudáfrica ocupa el cuarto lugar por debajo de Venezuela, Papua Nueva Guinea y Honduras. Sudáfrica es uno de los tres países africanos clasificados entre los 20 países más peligrosos, por delante de Namibia y Nigeria, y por delante de las naciones que están en guerra como Afganistán y Siria. En general, la categoría de crimen con mayor puntaje en Sudáfrica fue la corrupción y el soborno.
     En casi todos los Estados las mujeres son la población que más sufre diversas formas de violencia en donde encontramos que el abuso físico y sexual es una de las manifestaciones más frecuentes de violencia en Sudáfrica. “La subinformación es una preocupación importante; muchos investigadores han postulado que las tasas reales pueden ser mucho más altas que las evaluaciones oficiales. (Jewkes, 2011, 2015; Machisa, 2011, Matthews, 2016).
     Al revisar datos sobre violencia contra la mujer por regiones encontramos que la violencia física informada osciló entre un mínimo del 14 por ciento en KwaZulu-Natal y un máximo del 32 por ciento en el Cabo Oriental. No se observaron diferencias significativas entre las mujeres en las áreas urbanas (20.2 por ciento) y rurales (20.9) en general. Sin embargo, hubo variaciones en la experiencia de violencia sexual por área geográfica, desde un mínimo del 3.1 por ciento en KwaZulu-Natal hasta un máximo de 11.8 en el noroeste (Stats. SA, 2017, p. 57).
     El porcentaje de mujeres que reportaron violencia sexual por parte de una pareja íntima mostró una menor variación según el estado laboral. Encontramos un 8 por ciento de las mujeres empleadas versus 5.1 por ciento de mujeres desempleadas. Por nivel de educación encontramos un 4.7 por ciento para mujeres sin educación formal versus 4.7 para mujeres con más del nivel secundario educación. (Willman, et al.,s.f)
     Las cifras nos muestran claramente que no importa el estatus que tenga la mujer en la sociedad, está siempre va a estar expuesta a diversas formas de violencia y abusos. Por otra parte, un informe de Amnistía Internacional[14] demuestra que un grupo de investigación líder en Sudáfrica publicó los resultados de una encuesta, en la que uno de cada cuatro hombres admitió haber cometido una violación y casi la mitad admitió haber violado a más de una persona. El estudio también trazó una correlación entre la violencia y la prevalencia del VIH.
     Otra forma de violencia que no es muy reportada, es la violencia sexual de mujeres contra hombres. Estos casos son poco reportados debido a que las victimas temen ser objetivo de burlas en diferentes círculos de la sociedad.[15]No obstante es una práctica que las autoridades creen que va en aumento.
     Otras cifras alarmantes sobre violencia en Sudáfrica, son las que encontramos entre los menores de edad. De acuerdo con Matthews (et al. 2013) un estudio que utilizó datos de 2009 de laboratorios medicolegales estimó que la tasa de homicidios de Sudáfrica entre niños (menores de 18 años) era de 5,5 por 100.000, más del doble del promedio mundial de la Organización Mundial de la Salud de 2,4. Las tasas para los niños fueron mucho más altas que para las niñas, con 6.9 y 3.9, respectivamente. Por otra parte, la organización Save the Children,[16] en una encuesta representativa a nivel nacional sobre el abuso y la negligencia infantil encontró que uno de cada cinco niños sudafricanos había sufrido abuso sexual en su vida, y uno de cada tres había sufrido abuso físico.
     La explotación laboral es otra forma de violencia cotidiana en Sudáfrica y las protestas en ocasiones son reprimidas con armas de fuego, dejando decenas de muertos, como la masacre perpetrada por parte de la policía contra los mineros de Marikana, en el año 2012.[17]  Por ultimo, otro hecho que llamó la atención fueron las protestas y huelga de cientos de trabajadores, quienes fueron contratados para la construcción de los estadios para el Mundial de Fútbol del año 2010.

Conclusión
El final genuino del apartheid solo tendrá lugar cuando se desmonte de una vez por todas la estructura racista que lo hizo posible y su relación inseparable con el capitalismo. Aún podemos evidenciar la pobreza que azota a Sudáfrica, las múltiples formas de violencia, la carencia de centros de salud y pocas posibilidades para una mayoría negra de acceder a instituciones educativas, que les permitan contrarrestar las desigualdades que ha fomentado el apartheid. No es suficiente con eliminar la palabra apartheid de la memoria del pueblo sudafricano, no es suficiente con quitar los letreros que digan “solo para gente blanca” si en la realidad cotidiana la idea del bastustan sigue viva.










Bibliografía

Butler. (2013). Cyril Ramaphosa: (Fully revised and updated. Editor: Jacana Media; Edición: 2nd Revised edition.
Clark y and Worger. (2016). South Africa: The Rise and Fall of Apartheid. London: Routledge.
Cooper. (2002). Africa Since 1940 The Past of the Present. Cambridge University pres. New York, Melbourne, Madrid, Cape Town, Singapore, Sao Paulo, Delhi.
Fadakinte. (2015) Department of Political Science, Faculty of Social Sciences, University of Lagos, Akoka-Yaba, Lagos, Nigeria.  Publicado en Canadian Social Science Vol. 11, No. 3,
Hall, S. (2000) ‘The AAM and the Race-ing of Britain’, in The Anti-Apartheid Movement: A 40-year Perspective. Symposium Report, London: Anti-Apartheid Movement Archives Committee.
Hinds. (1985). Apartheid in South Africa and the Universal Declaration of Human Rights. Crime and Social Justice.
Jewkes, Sikweyiya, Dunkle, y Morrell. (2015). “Relationship Between Single and Multiple Perpetrator Rape Perpetration in South Africa: A Comparison of Risk Factors in a Population-based Sample.” BMC Public Health.
Marx. Capital. Vol. I, (New York: Modern Library) Ch. X, Sect. 7, p. 329.
Matthews, Govender,Lamb, Boonzaier, Dawes, Ward, Duma,  Baraecke, Warton, Artz, Meer,  Jamieson, y Smith. (2016). Towards a More Comprehensive Understanding of the Direct and Indirect Determinants of Violence against Women and Children in South Africa with a View to Enhancing Violence Prevention. Cape Town: University of Cape Town.
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Skinner. (2017). The dynamics of anti-apartheid: international solidarity, human rights and decolonization. Britain, France and the Decolonization of Africa: Future Imperfect. London: UCL Press. p 111-130).
Stats SA (Statistics South Africa). 2016. Crime Statistics Series Volume III: Exploration of Selected Contact Crimes in South Africa. In‐depth Analysis of Victims of Crime Survey Data: 2011–2014/15. Pretoria: Stats SA.
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Thörn. (2004), Anti-Apartheid and the Emergence of a Global Civil Society. General Editor: Jan Zielonka Fellow of St Antony’s College, Oxford. Department of Sociology Göteborg University.
Willman, Gould, Newham y Puerto Background (s.f). Note: crime and exclusion in South Africa Society. Overcoming the legacy of exclusion in South Africa. World Bank Group.
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http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/SUDAFRICA_FICHA%20PAIS.pdf. (p. 2).
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https://www.thesun.co.uk/news/3673560/three-women-rape-man-23-for-three-days-after-kidnapping-man-in-a-taxi-and-force-feeding-him-energy-drinks-in-south-africa/
https://www.sahistory.org.za/article/marikana-massacre-16-august-2012



[1] Los Khoi más conocidos como hotentotes, son un pequeño grupo étnico nómada del África del sudoeste, específicamente de Botsuana y Namibia. Thomson. (2001). A History of South Africa. Yale University Press publications. (p.221).
[2] Los San conocidos también como los Bosquimanos son cazadores y recolectores nómades, típicamente de corta estatura. Según cálculos recientes, son por lo menos 95.000 personas: 40.000 en Botsuana, 33.000 en Namibia, 8.000 en Angola, 7.500 en la República Sudafricana, 1.500 en Zambia y 500 en Zimbabue. Thomson. (2001b, p.222).
[3] The World Bank (2018) Overcoming Poverty and Inequality in South Africa. An Assessment of Drivers, Constraints and Opportunities. March. International Bank for Reconstruction and Development / 1818 H Street NW Washington DC 20433.
[5] https://www.npr.org/sections/parallels/2014/05/06/310095463/20-years-after-apartheid-south-africa-asks-how-are-we-doing?t=1553104480960.
[6] World Economic Outlook Database. International Monetary Fund. 1 October 2018.
[7] https://news.cgtn.com/news/3d3d674e3567444f78457a6333566d54/share_p.html.
[8] South Africa´s Department of Trade and Industry. 2016.
[9] South Africa´s Department of Trade and Industry. 2016b).
[10] South Africa´s Department of Trade and Industry. (2016c).
[13] https://businesstech.co.za/news/lifestyle/285076/south-africas-most-dangerous-cities-to-live-in-2/

[14] https://www.amnestyusa.org/one-in-four-men-admits-to-rape-in-south-africa/
[15] https://www.thesun.co.uk/news/3673560/three-women-rape-man-23-for-three-days-after-kidnapping-man-in-a-taxi-and-force-feeding-him-energy-drinks-in-south-africa/
[16] Save the Children 2016. “Violence Against Children Costs South Africa R238 Billion.” Save the Children, November 24. www.savethechildren.org.za/news-and-events/news/violence-against-childrencosts-south-africa-r238.
[17] https://www.sahistory.org.za/article/marikana-massacre-16-august-2012

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