Jesús Karabalí
“El
racismo y el capitalismo son dos caras de la misma moneda.”
Steve
Biko (1946-1977)
Introducción
Al revisar la historia del colonialismo en
algunos lugares del planeta, encontramos algunas etapas que han sido
dramáticamente sangrientas, entre ellas, la que se llevó a cabo en Sudáfrica.
La cual cobró miles de vidas y aún sigue cobrando, en tanto el modelo racista y
capitalista que se impuso en ese país aún sigue en marcha, aunque hoy se hable
de una era postapartheid. En este ensayo pretendo hacer un análisis crítico
sobre lo que es el apartheid y cómo ha afectado a un número significativo de sudafricanos.
Por otra parte, deseo destacar el papel que tuvo la resistencia civil para
contrarrestar dicho modelo haciendo, además aportaré un repaso conciso del
papel de Sudáfrica en el sistema internacional.
Origen del apartheid
Primero que todo debo dejar claro que el
apartheid hace parte del sistema capitalista global, en tanto debe ser
entendido como un modelo que ha servido para la explotación de seres humanos y
se ha valido de prácticas racistas, que en ocasiones impulsaron el exterminio
de un número significativo de nativos del sur de África. En palabras de Hinds
(1985) se destaca que:
En 1806, los británicos tomaron el control
de la Península del Cabo, aboliendo la esclavitud en 1834 pero mantuvieron la
fuerza y el control económico para mantener a los asiáticos y africanos
sometidos. Después de la Guerra Anglo-Bóer de 1899-1902, los británicos
gobernaron la región como “la Unión de Sudáfrica” y la administración de ese
país fue entregada a la población blanca local. La Constitución de la Unión
preservó las restricciones coloniales de larga data sobre los derechos
políticos y económicos de los negros. (p.43).
Podemos evidenciar claramente que el
apartheid se conecta con el modelo económico europeo que estaba vigente en
África desde el siglo XVI, el capitalismo, y lo que se ha venido haciendo son
ajustes a ese modelo y como consecuencia ha ido cambiando de nombre.
De
acuerdo con Clark y Worger (2016) la doctrina del apartheid (“separación” en afrikáans)
se convirtió en ley en Sudáfrica en 1948, pero la subordinación de la población
negra en la región se estableció durante la colonización europea. A mediados
del siglo XVII, los colonos blancos de Holanda expulsaron a los Khoi[1] y
San[2] de
sus tierras y robaron su ganado, utilizando su poderío militar para aplastar la
resistencia de los africanos.
Cooper (2002) ofrece un análisis
concluyente para describir el apartheid y señala que:
El régimen del apartheid era pragmático y
sofisticado, y en la época en que los últimos gobiernos coloniales e
independientes en otras partes de África se esforzaban con resultados mixtos, para
lograr el “desarrollo”, presidía la industrialización más completa de cualquier
economía africana, produciendo gran riqueza y un estándar europeo de la vida
para su población blanca. (p.10).
Es
claro que el apartheid, como ya lo he reiterado es un modelo que sirve a los
intereses del capitalismo global, hoy se conecta con el neoliberalismo. Una
elite europea se valió de una estructura armamentística potente, para someter a
los africanos y así obligarlos a trabajar como esclavizados, fue de esa forma
que dicha elite pudo robar los recursos naturales de esa parte del mundo. De otra hubiese sido imposible.
Algunas consecuencias
que ha dejado apartheid
El apartheid como he demarcado en los
párrafos anteriores tiene sus fundamentos en la supremacía racial blanca y los
sudafricanos negros han tenido que padecer un sinnúmero de barreras, las cuales
les han quitado movilidad social en sus propios territorios. Al respecto Hinds
(1985b) señala que a los africanos se les prohibió legalmente ingresar a las
ciudades sin la documentación adecuada, el sistema incluía la separación
completa de razas, prohibiendo todo matrimonio mixto entre africanos, gente de
color y asiáticos. Los indios debían ser repatriados de regreso a la India, y
el hogar nacional de los africanos estaría en las tierras de reserva. Los
africanos en las zonas urbanas debían ser ciudadanos migratorios, y los
sindicatos negros serían prohibidos.
La mayoría
de sudafricanos y sudafricanas padecían de un modelo racista que los obligaba
acceder a los empleos más precarios, con muy baja remuneración. La mayoría de
la población negra no tenía acceso tampoco a la educación, sus barrios carecían
de servicios básicos como agua, electricidad y centros de salud. Aunque esto no
es diferente al presente de Sudáfrica[3]. Vale
la pena mencionar que en el 2018 ciudad del Cabo, la capital legislativa de Sudáfrica,
la cual cuenta con unos 4 millones de habitantes, fue declarada como una de las primeras urbes
en el planeta que se quedaría sin agua potable[4],
pero las familias blancas si tenían agua, los grandes hoteles también.
Entre tanto Skinner (2017) asevera que la
fuerza laboral de la fábrica creció en un 50 por ciento en las ciudades durante
la Segunda Guerra Mundial, en gran parte debido a la mayor contratación. Antes
de la guerra, a los africanos se les había prohibido realizar trabajos
calificados o incluso semicualificados, legalmente clasificados como
trabajadores temporales solamente. Pero las líneas de producción de las
fábricas requerían mano de obra calificada, y las fábricas se entrenaban y
dependían cada vez más de los africanos para esos trabajos sin pagarles a los
más altos calificados.
El supuesto fin del
apartheid
Cuando Sudáfrica enterró el apartheid con
su primera elección para todas las razas en 1994, el Reverendo Desmond Tutu
bailó de alegría mientras emitía su voto. Él lo llamó “una experiencia
religiosa, una experiencia de transfiguración, una experiencia en la cima de
una montaña”[5].
Lamentablemente la alegría de este emblemático personaje no se puede traducir
en una realidad completa.
El 27 de abril de 1994 es uno de los días más
memorables en la historia del Sudáfrica, debido a que por primera vez en sus
vidas los sudafricanos negros, votaron en una elección para decidir quién
gobernaría su país. Estas elecciones fueron estratégicamente organizadas por
las élites imperiales que dominaban Sudáfrica en esa época, debido a que había
un grupo significativo de lideresas y líderes negros que estaban dispuestos a
recuperar el poder por la fuerza, es decir por la vía armada, tal como se hizo
en Burkina Faso, bajo el liderazgo de Sankara y tal como se hizo en Cabo Verde
con el liderazgo de Amílcar Cabral.
En últimas las elecciones sirvieron para
canalizar la revolución que ya se veía imparable. En ese orden de ideas Cooper
(2002) señala que la mayoría de los activistas y observadores dentro y fuera de
Sudáfrica habían pensado que el régimen del “apartheid”, con su política
explícita de promoción de la supremacía blanca, se había afianzado tanto y sus
partidarios estaban tan unidos a sus privilegios que solo una revolución la
desalojaría y el autor adiciona que
Mirando hacia atrás desde 1994, la elección
pacífica parece aún más notable que a primera vista. Las elecciones sí
importan: canalizan la acción política de ciertas maneras, y si eso en cierto
sentido reduce las posibilidades de cómo las personas actúan juntas, también
puede desalentar algunas de las formas más letales de rivalidad. (p.11).
El papel de los
movimientos civiles durante el apartheid
Contrario a lo que muchos creen los movimientos
civiles en África han jugado un papel preponderante para restablecer el orden
en todo el continente africano. Académicos africanos y afro pesimistas de mentalidad
colonizada como Fadakinte (2015) señalan que en África no hay sociedad civil,
debido a que la mayoría de la gente vive en aldeas tribales, por ende, no existe
la capacidad organizarse y así contrarrestar a los gobiernos tiranos. Encuentro
un sesgo abrumador en el postulado de Fadakinte a la hora de definir qué es una
sociedad y además se queda corto, debido a que no ha profundizado sobre los múltiples
movimientos que han existido en toda África para condenar la colonización y las
diversas formas de corrupción. Es fundamental recordar que en la lucha contra
el apartheid Mandela no ha sido el único, a su lado estuvo quien fuera su
esposa Winnie Madikizela. Al respecto Skinner (2017b)
sostiene que:
Durante la Segunda Guerra Mundial, el
Congreso Nacional Africano (CNA) fue dirigido por Alfred Xuma (1893-1962), un
médico con títulos de los Estados Unidos, Escocia e Inglaterra. Xuma y el CNA
pidieron derechos políticos universales. En 1943, Xuma presentó al Primer
Ministro, Jan Smuts, las “Reclamaciones de los africanos en Sudáfrica”, un
documento que exigía la plena ciudadanía, la distribución justa de la tierra,
la igualdad de remuneración por igual trabajo y la abolición de la segregación.
(p.2).
De igual forma, los jóvenes también han
tenido una participación activa y decisiva como lo señala Hinds (1985b), quien
destaca que, en 1944, una joven facción del CNA liderada por Anton Lembede e
incluyendo a Nelson Mandela formó la Liga Juvenil del CNA, con propósitos
declarados para el fortalecimiento de una organización nacional africana y el
desarrollo de protestas populares enérgicas contra la segregación y la
discriminación.
Thörn (2004) señala otras organizaciones
antiapartheid en las universidades, como la organización BCM el Movimiento de
la Conciencia Negra cuyo líder fue SASO, conocida también como la Organización
de Estudiantes Sudafricanos, fundada por estudiantes negros que, en 1968, los
cuales se separaron de NUSAS (la Unión Nacional de Estudiantes Sudafricanos). Muchas
de estas organizaciones e incluso el mismo Biko, uno de los grandes líderes que
ha tenido África, tendrían de inspiración a Frantz Fanon y al Movimiento de las
Panteras Negras que luchaba contra la opresión en Estados Unidos.
Hinds (1985c) resalta que muchas
comunidades de gente negra establecieron su propio sistema de gobierno local e
impuestos, y el Consejo de Sindicatos no europeos tenía 158.000 miembros
organizados en 119 sindicatos, incluido el Sindicato de Trabajadores de Minas
de África. Además, exigían salarios más altos en las minas de oro y 100,000
hombres dejaron de trabajar. Hubo más de 300 huelgas de africanos entre 1939 y
1945, a pesar de que las huelgas fueron ilegales durante la guerra.
Contrario también a lo que muchos creen
también, muchos cristianos se sumaron a la revolución y fundaron una
organización denominada El Movimiento Cristiano. Quien de acuerdo con Anderson (2000)
fue fundado en 1948 y hacían parte de él Metodistas, Anglicanos, Católicos
Romanos y Pentecostal, que además desde el siglo XIX venían haciendo resistencia
en contra de la segregación racial. Es
clave destacar también el papel de la teología negra y la liberación del
oprimido, uno de sus líderes fue Trevor Huddleston.
Pero las protestas contra el apartheid no
solo fueron locales, éstas cruzaron las fronteras. De acuerdo con Thörn (2004b)
“se creó una organización global denominada el IDAF, (Fondo Internacional de
Defensa y Ayuda), fundado en 1965. Más que ninguna otra organización,
desarrolló una base internacional”. Además, muchos cantantes se sumaron a las
protestas entre ellas, la legendaria Miriam Makeba.
Hall,
el intelectual jamaiquino y uno de los fundadores de los estudios culturales
argumenta que el movimiento que nació en Sudáfrica contra el régimen del
apartheid “podría ser visto como uno de los nuevos movimientos sociales, ya que
abarca temas de clase y partido y la lealtad organizativa”. (p. 8).
Situación actual de
Sudáfrica
Sudáfrica en el sistema
internacional: los BRICS.
El bloque que se fundó en 2009 como BRIC
con cuatro miembros iniciales (Brasil, Rusia, India y China) amplió ese
acrónimo a BRICS tras la inclusión de Sudáfrica, nación que es vista junto a
Nigeria como las potencias del continente africano. La entrada de Sudáfrica en
los BRICS puede catalogarse como estratégica, con el propósito de hacerse
sentir en el sistema internacional y dejar la imagen de que el apartheid es
parte del pasado. Veamos cual ha sido el papel de Sudáfrica en esta coalición
de naciones que se catalogan como potencias emergentes, guardando distancia de
China que es una potencia real, seguida de Rusia e India.
La economía y la población de Sudáfrica
son, sin duda, de menor escala en comparación con los otros miembros de los
BRICS. Incluso hoy, según las cifras de 2018 del Banco Mundial, Sudáfrica ocupa
el puesto 31 en la lista de economías mundiales, mientras que China es la
segunda economía más grande del mundo, India es la séptima, Brasil novena y
Rusia sorprendentemente está detrás de Brasil en el puesto 12.[6]
Sin embargo, Sudáfrica y otros miembros del BRICS han sostenido que es la
importancia estratégica del país lo que importa y no simplemente su tamaño.
Como el único país africano en el bloque, se considera que Sudáfrica representa
la voz del continente.
Un informe de la revista News.cgtn[7]
destaca que cuando Sudáfrica solicitó entrar a los BRICS, el déficit comercial
general entre este Estado y los otros miembros fue de unos 57 mil millones de
dólares estadounidenses y en el corto tiempo ha bajado de 57 mil millones a 24
mil millones de dólares estadounidenses.
Ese mismo informe revela que el comercio
de Sudáfrica con otras naciones del BRICS se ha duplicado, desde los 15 mil
millones de dólares estadounidenses en 2010 hasta los 31.200 millones de
dólares estadounidenses en 2016. China ha sido el principal destino de
exportación de Sudáfrica, así como el proveedor de importaciones desde 2009.
Por otra parte, encontramos que China ha
sido la gran beneficiada de este bloque comercial, pues está a la cabeza de las
exportaciones que se llevan a cabo dentro del mismo. Encontramos que en total
las exportaciones ascendieron a 4 billones de rand (301 mil millones de dólares
USA) en 2016, de los cuales China representó el 40 por ciento, India el 27 por
ciento, Rusia el 16 por ciento, Brasil el 10 por ciento y en el último lugar
Sudáfrica con el 7 por ciento[8].
Podríamos decir que el puesto 31 que ocupa
Sudáfrica en la economía mundial es aceptable, teniendo en cuenta que la
mayoría de la gente espera que por ser un país africano debería estar en los
últimos lugares. En ese orden de ideas es clave determinar otros factores que
podrían indicar también si el supuesto fin del apartheid ha traído prosperidad
a la población. Es fundamental remarcar que Sudáfrica tiene una superficie de
“1.221.038 Km² y cuenta con una y población que se calcula en 55.9 millones de
habitantes”.[9]
Sudáfrica se constituyó en un Estado
República, definido en el Artículo 1 de la Constitución de 1996 y su división
administrativa está determinada como Estado descentralizado, formado por un
Gobierno central y nueve Provincias, cada una con su propia cámara legislativa,
gobernador y consejo ejecutivo: Eastern Cape, Free State, Gauteng;
KwaZulu-Natal, Limpopo, Mpumalanga, Northern Cape, North West y Western Cape.
El Gobierno central está encabezado por el Presidente de la República que es a
la vez Jefe del Gobierno.[10]
El gabinete administrativo es dirigido por
el presidente de la República Matemela Cyril Ramaphosa. Recordemos que
Ramaphosa se convirtió en presidente tras la renuncia de Jacob Zuma, en la
Conferencia Nacional de ANC en diciembre de 2017. Zuma fue obligado a
renunciar, en parte por que apoyaba la devolución de las tierras que los
colonizadores le habían robado a los nativos de Sudáfrica. “Ramaphosa fue
activista en contra del apartheid, además fue líder sindical y empresario,
también hizo parte del partido comunista”. (Butler, 2013).
En temas económicos observamos que
Sudáfrica ha ido decreciendo paulatinamente “con un débil crecimiento del 1,9%
y 1,5% en 2013 y 2014 respectivamente. En 2015 esta tendencia negativa se
agravó, con un crecimiento de apenas el 1,3%. Las subidas de tipos de interés,
la desaceleración económica mundial, junto con la caída de los precios de las
materias primas explican la brusca caída en la tasa de crecimiento en la
segunda mitad del año. Los datos relativos al tercer trimestre de 2016 muestran
un ulterior deterioro de la situación económica al caer la tasa de crecimiento hasta
el 0,7%”.[11]
Violencia en Sudáfrica;
un mal de nunca acabar
Sudáfrica es considerado uno de los países
más inseguros del mundo, en donde hemos evidenciado todo tipo de violencia,
entre ellas, la llamada violencia xenófoba. Múltiples activistas y defensores
de los derechos humanos y algunos medios de comunicación han puesto en evidencia
los ataques con machete y armas de fuego de “sudafricanos negros contra
africanos de República del Congo, Somalia o Malawi entre otros países del
continente”.[12]
Por
otra parte, encontramos que “a nivel nacional en Sudáfrica, los homicidios
siguen siendo altos y están en aumento desde 2012. Después de mostrar
importantes descensos desde el final del Apartheid, las tasas de homicidios han
aumentado cada año desde 2012. Entre el
2015/16 y el 2016/17, la tasa de homicidios aumentó ligeramente de 34 a 34.1
por cada 100,000 personas, con un promedio de 52.1 personas asesinadas por día”.
(Willman, Gould, Newham y Puerto.p.6).
Según el índice de delincuencia denominado
Numbeo[13],
Sudáfrica se ha clasificado como el cuarto país más peligroso del mundo, con
cuatro ciudades locales entre las 10 más peligrosas. Este índice se basa en las
respuestas de una encuesta, donde se pidió a los usuarios que calificaran el
nivel de delincuencia en su país y ciudad, La encuesta aborda los niveles de
temor de los ciudadanos en torno a los delitos violentos, el robo de
propiedades, los delitos de odio por motivos étnicos o religiosos, e incluso la
corrupción y el soborno.
Ese mismo estudio revela que a nivel
mundial, Sudáfrica ocupa el cuarto lugar por debajo de Venezuela, Papua Nueva
Guinea y Honduras. Sudáfrica es uno de los tres países africanos clasificados
entre los 20 países más peligrosos, por delante de Namibia y Nigeria, y por delante
de las naciones que están en guerra como Afganistán y Siria. En general, la
categoría de crimen con mayor puntaje en Sudáfrica fue la corrupción y el
soborno.
En casi todos
los Estados las mujeres son la población que más sufre diversas formas de violencia
en donde encontramos que el abuso físico y sexual es una de las manifestaciones
más frecuentes de violencia en Sudáfrica. “La subinformación es una
preocupación importante; muchos investigadores han postulado que las tasas
reales pueden ser mucho más altas que las evaluaciones oficiales. (Jewkes,
2011, 2015; Machisa, 2011, Matthews, 2016).
Al revisar datos sobre violencia contra la
mujer por regiones encontramos que la violencia física informada osciló entre
un mínimo del 14 por ciento en KwaZulu-Natal y un máximo del 32 por ciento en
el Cabo Oriental. No se observaron diferencias significativas entre las mujeres
en las áreas urbanas (20.2 por ciento) y rurales (20.9) en general. Sin
embargo, hubo variaciones en la experiencia de violencia sexual por área
geográfica, desde un mínimo del 3.1 por ciento en KwaZulu-Natal hasta un máximo
de 11.8 en el noroeste (Stats. SA, 2017, p. 57).
El porcentaje de mujeres que reportaron
violencia sexual por parte de una pareja íntima mostró una menor variación
según el estado laboral. Encontramos un 8 por ciento de las mujeres empleadas
versus 5.1 por ciento de mujeres desempleadas. Por nivel de educación
encontramos un 4.7 por ciento para mujeres sin educación formal versus 4.7 para
mujeres con más del nivel secundario educación. (Willman, et al.,s.f)
Las cifras nos muestran claramente que no
importa el estatus que tenga la mujer en la sociedad, está siempre va a estar
expuesta a diversas formas de violencia y abusos. Por otra parte, un informe de
Amnistía Internacional[14]
demuestra que un grupo de investigación líder en Sudáfrica publicó los
resultados de una encuesta, en la que uno de cada cuatro hombres admitió haber
cometido una violación y casi la mitad admitió haber violado a más de una
persona. El estudio también trazó una correlación entre la violencia y la
prevalencia del VIH.
Otra forma de violencia que no es muy
reportada, es la violencia sexual de mujeres contra hombres. Estos casos son
poco reportados debido a que las victimas temen ser objetivo de burlas en
diferentes círculos de la sociedad.[15]No
obstante es una práctica que las autoridades creen que va en aumento.
Otras cifras
alarmantes sobre violencia en Sudáfrica, son las que encontramos entre los menores
de edad. De acuerdo con Matthews (et al. 2013) un
estudio que utilizó datos de 2009 de laboratorios medicolegales estimó que la
tasa de homicidios de Sudáfrica entre niños (menores de 18 años) era de 5,5 por
100.000, más del doble del promedio mundial de la Organización Mundial de la
Salud de 2,4. Las tasas para los niños fueron mucho más altas que para las
niñas, con 6.9 y 3.9, respectivamente. Por otra parte, la organización Save the
Children,[16]
en una encuesta representativa a nivel nacional sobre el abuso y la negligencia
infantil encontró que uno de cada cinco niños sudafricanos había sufrido abuso
sexual en su vida, y uno de cada tres había sufrido abuso físico.
La
explotación laboral es otra forma de violencia cotidiana en Sudáfrica y las
protestas en ocasiones son reprimidas con armas de fuego, dejando decenas de
muertos, como la masacre perpetrada por parte de la policía contra los mineros
de Marikana, en el año 2012.[17] Por ultimo, otro hecho que llamó la atención fueron
las protestas y huelga de cientos de trabajadores, quienes fueron contratados
para la construcción de los estadios para el Mundial de Fútbol del año 2010.
Conclusión
El final genuino del apartheid solo tendrá lugar
cuando se desmonte de una vez por todas la estructura racista que lo hizo
posible y su relación inseparable con el capitalismo. Aún podemos evidenciar la
pobreza que azota a Sudáfrica, las múltiples formas de violencia, la carencia
de centros de salud y pocas posibilidades para una mayoría negra de acceder a
instituciones educativas, que les permitan contrarrestar las desigualdades que
ha fomentado el apartheid. No es suficiente con eliminar la palabra apartheid de
la memoria del pueblo sudafricano, no es suficiente con quitar los letreros que
digan “solo para gente blanca” si en la realidad cotidiana la idea del
bastustan sigue viva.
Bibliografía
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(p. 2).
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https://businesstech.co.za/news/lifestyle/285076/south-africas-most-dangerous-cities-to-live-in-2/
https://www.amnestyusa.org/one-in-four-men-admits-to-rape-in-south-africa/
https://www.thesun.co.uk/news/3673560/three-women-rape-man-23-for-three-days-after-kidnapping-man-in-a-taxi-and-force-feeding-him-energy-drinks-in-south-africa/
https://www.sahistory.org.za/article/marikana-massacre-16-august-2012
[1] Los Khoi
más conocidos como hotentotes, son
un pequeño grupo étnico nómada del África del sudoeste, específicamente de
Botsuana y Namibia. Thomson. (2001). A
History of South Africa. Yale University Press publications. (p.221).
[2] Los San conocidos también
como los Bosquimanos son cazadores y recolectores nómades, típicamente de corta
estatura. Según cálculos recientes, son por lo menos 95.000 personas: 40.000 en
Botsuana, 33.000 en Namibia, 8.000 en Angola, 7.500 en la República Sudafricana,
1.500 en Zambia y 500 en Zimbabue. Thomson. (2001b, p.222).
[3] The World Bank (2018) Overcoming Poverty and
Inequality in South Africa. An Assessment of Drivers, Constraints and
Opportunities. March. International Bank for Reconstruction and Development /
1818 H Street NW Washington DC 20433.
[5]
https://www.npr.org/sections/parallels/2014/05/06/310095463/20-years-after-apartheid-south-africa-asks-how-are-we-doing?t=1553104480960.
[6] World Economic Outlook Database.
International Monetary Fund. 1 October 2018.
[7]
https://news.cgtn.com/news/3d3d674e3567444f78457a6333566d54/share_p.html.
[8] South Africa´s Department of Trade
and Industry. 2016.
[10] South Africa´s Department of Trade
and Industry. (2016c).
[13]
https://businesstech.co.za/news/lifestyle/285076/south-africas-most-dangerous-cities-to-live-in-2/
[14]
https://www.amnestyusa.org/one-in-four-men-admits-to-rape-in-south-africa/
[15]
https://www.thesun.co.uk/news/3673560/three-women-rape-man-23-for-three-days-after-kidnapping-man-in-a-taxi-and-force-feeding-him-energy-drinks-in-south-africa/
[16] Save the Children 2016. “Violence Against
Children Costs South Africa R238 Billion.” Save the Children, November 24. www.savethechildren.org.za/news-and-events/news/violence-against-childrencosts-south-africa-r238.
[17]
https://www.sahistory.org.za/article/marikana-massacre-16-august-2012
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